La actividad empresarial siempre está expuesta a todo tipo de riesgos, desde los que se producen de forma accidental a aquellos que se derivan de los propios errores. En el transcurso de la actividad normal de la empresa pueden ocurrir imprevistos que generen daños a terceros y estos daños, a veces, pueden tener un coste muy elevado que, incluso, llegue a poner en peligro la supervivencia de la empresa.
Por esta razón, es casi imprescindible para una Pyme contar con un seguro de responsabilidad civil empresarial. Esta cobertura garantiza el pago de las indemnizaciones necesarias en caso de ocasionar daños personales o materiales a terceros, ya sea por actuaciones u omisiones en el curso de las operaciones normales de la empresa.
Para seleccionar el seguro más adecuado, conviene realizar un profundo análisis de riesgos, un proceso en el que la Pyme identificará los riesgos a los que está más expuesta. En este proceso, que conviene encomendar a expertos en seguros y gestión de riesgos, se abordan varios ámbitos.
Por un lado, se analiza la operativa de la empresa, identificando aquellas actividades que puedan causar daños a terceros; se estudian tanto los productos como los servicios que comercializa, pasando por los procesos de fabricación y los métodos de distribución. Además, se analiza el ámbito laboral y se identifican aquellos riesgos que puedan ocasionar accidentes o afectar a la salud de los empleados.
También se revisa la relación con proveedores, socios y clientes, incluyendo la supervisión de los contratos existentes para detectar posibles cláusulas que conlleven un incremento de la responsabilidad. Finalmente, hay que analizar si la empresa cumple con todas las exigencias normativas y administrativas que rigen su actividad, pues el incumplimiento de algunas disposiciones regulatorias puede dar lugar a fuertes sanciones.
Una vez, identificados los riesgos, conviene elaborar una estrategia de gestión que permita minimizar dichos riesgos, puesto que la prevención no solo reduce la probabilidad de que ocurra un siniestro, sino que la compañía aseguradora valorará los esfuerzos realizados por la empresa y lo tendrá en cuenta a la hora de calcular el precio del seguro.
Tras estos pasos, llega el momento de seleccionar el seguro que mejor se adapte a sus necesidades y que, en función de las características de la empresa, deberá incluir, además de la responsabilidad civil general, la responsabilidad civil profesional, de producto, medioambiental, etc.
Elegir el seguro adecuado es una tarea compleja y es recomendable recurrir al asesoramiento profesional de un corredor de seguros, que tendrá en cuenta tanto las particularidades de la empresa como las condiciones del mercado, encontrando la mejor cobertura al mejor precio. Además, el corredor prestará sus servicios al cliente en otras muchas gestiones y trámites, ya sea en caso de siniestro o prestando atención a detalles que pueden variar a lo largo de la vida de la póliza. Así, por ejemplo, estará pendiente de los cambios que haya que efectuar cuando llegue la renovación del seguro e, incluso, de actualizar las garantías o los capitales asegurados si se han producido cambios en la empresa que generen nuevas necesidades.
La suscripción de un seguro de responsabilidad civil bien adaptado a las necesidades de la empresa constituye un activo muy importante para garantizar su estabilidad financiera y proporcionar una base sólida que permita a la organización afrontar nuevos retos y crecer.
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