Las pequeñas y medianas empresas afrontan una serie de riesgos específicos que no siempre son fáciles de gestionar. Por su propia naturaleza, las Pymes están expuestas a determinadas contingencias que otras organizaciones de mayor tamaño pueden solventar con relativa sencillez. Su limitada capacidad financiera hace que solucionar algunos problemas una vez se han presentado, pueda suponer un reto de grandes proporciones. De ahí que la mejor estrategia sea trabajar a fondo en materia de prevención.
La diversidad de riesgos que se ciernen sobre las Pymes no solo proviene de muy diversos ámbitos sino que su número se va incrementado en los últimos tiempos. Las novedades tecnológicas y el aumento de la normativa que afecta al mundo empresarial generan nuevos escenarios donde las posibilidades de error crecen enormemente. Aspectos como la ciberseguridad o el cumplimiento normativo se han convertido en preocupaciones principales.
La panoplia de riesgos que acechan a las Pymes es amplia puede ser de muy diversos tipos: financieros, operativos, de mercado, laborales, de seguridad o, como se ha comprobado con la guerra en Ucrania, incluso geopolíticos.
A menudo, el principal problema es que la Pyme no es consciente de que tiene las mismas probabilidades o más de sufrir contratiempos de este tipo que las grandes empresas. El caso más evidente es el de los ciberataques, pues muchas pequeñas y medianas empresas creen que este es un problema que afecta sobre todo a las grandes empresas. La realidad es que las principales víctimas de los ciberdelincuentes suelen ser las Pymes.
Ante algunos de los riesgos las Pymes pueden recurrir al seguro para proteger su patrimonio y la continuidad de la empresa. El sector asegurador tiene soluciones en el ámbito laboral, de la seguridad, de la responsabilidad civil, frente a daños accidentales, etc. Pero siempre es mejor prevenir y tener diseñados protocolos para evitar en lo posible que la empresa tenga que afrontar situaciones complicadas. Sobre todo, si tenemos en cuenta que no todos los riesgos se pueden asegurar y que, a la velocidad que evoluciona el mundo y la tecnología, no queda más remedio que estar atento a la aparición de nuevos riesgos.